martes, 29 de enero de 2013

Instrucciones para ser feliz


Conozca a una persona que lo haga sentir menos miserable, alguien que comparta con usted el gusto por los cigarros y la lectura.
Béselo apasionadamente mientras toma su mano para ver si encaja bien con la suya. Bailen un par de ocasiones; es muy importante. Si logran bailar más de tres minutos sin ningún pisotón, continúe con los siguientes pasos.
Disfrute cada amanecer juntos como si no fuera a existir algún otro. Cuando lo mire a los ojos, no diga nada, solo sonría y finja no estar triste por saber que será la última vez que juntarán sus labios.
Déjelo ir sin ningún rencor. 
Derrame un par de lágrimas. Muchas más si es necesario, recuerde que al paso de los años, ya no dolerá.
Cuando él vuelva, sonría como la primera vez que fueron al cine o como la primera vez que bebieron sin importar cuántos labios besarían ésa noche. Tome su mano y sienta de nuevo esos nervios como cuando se usan tacones por primera vez. Mírelo a los ojos; recuerde el primer beso, el primer orgasmo, la primer película, el primer te quiero. 
Recuerde también el primer adiós, el primer disgusto, el primer día que durmieron espalda contra espalda. Sonría; eso ya es pasado.
Cuando la invite a comer a un restaurante bonito, pidan vino, beban y váyase con él. 
Porque al final de todo, siempre querrá estar con él.
Rían como antes pero más, disfruten como nunca, déjense llevar hasta que un día ya no puedan más y tengan que cambiar sus nombres por una palabra cursi, como lo hacen los enamorados.
Espere unos días para verlo de nuevo y cuéntele sus miedos, deseos y sentimientos. No lucirá tan tonta como lo cree, no se preocupe.
Vayan por unas cervezas a una colonia silenciosa pero viva, siéntense afuera para poder fumar. Escuche con atención todo lo que él le tiene que decir. No tarde tanto explicando lo que siente.
Dígale que usted también lo ama.

martes, 8 de enero de 2013

¿Qué nos pasó?

¿Recuerdas cuando tomabas mi mano diciéndome que nada malo pasaría, que siempre estaríamos juntos?

Así pasa, un día estamos juntos, mirando cómo el sol se cuela entre las ventanas de la sala mientras leemos nuestros libros; otro, estamos separando pertenencias para cada uno, tomar un nuevo rumbo.
Duele quedarse con la mesita de centro que hicimos con trozos de madera, pero aún más quedarse con la televisión, porque no la uso.

Sé que va a romper todo lo que tengo dentro cuando te vea partir y subir tus cosas al carro, cuando vea como volteas de reojo para mirarme y decir adiós a los sueños y al hogar que creamos juntos. En ese momento, sé que correrá una lágrima sobre mi rostro, una lágrima de tristeza, una lágrima de abandono, pero sobre todo, una de promesas rotas.

¿Recuerdas aquel día que despertaste y viste tu desayuno favorito al pie de la cama? ¿Recuerdas lo mucho que me gustaba crear sueños sobre tu espalda mientras planeábamos nuestro siguiente viaje juntos? ¿Lo recuerdas?

Qué nos pasó, qué nos separó. Aparte de la vida y de tu nueva novia, ¿qué nos pasó?