En su momento solo era buena jugando Farmville, después conocí el Plants vs zombies, el cual me tardé mínimo tres horas para entenderlo.
Yo quería ser geimer, así que luche contra mar y tierra para ser buena en World of Warcraft, así bien padre todo, hasta con cuenta de esas en las que tienes que pagar. Ni me acuerdo qué tipo de monito fui, pero se que me mataban a cada rato. Eso sí lo recuerdo.
En las nochecitas, antes de hacer mi tarea, tarea que al final de todo no hacía y llegaba a la escuela lloriqueando por no haberla hecho y pidiendo cuadernos prestados para copiar la tareita, jugaba con mis amiguitos de la escuela. Ibamos a matar monitos feos.
Recuerdo algunas palabras como maná, taurens, ogrimmar, que ni me acuerdo que eran o que hacían. Y además podías aprender a hacer cositos, profesiones bien padres.
Me acuerdo cuando me mataban, estaba chistoso, porque tenía que ir a buscar mi cuerpo, je. Al final de todo, terminé por abandonarlo.
Después llegó el Left 4 dead, Silent Hill, Resident Evil y uno que otro jueguito más, que al principio me emocionaba y como nunca lograba terminarlos o me daban miedo, pus los dejaba a medias. (El único que medio terminé fue el Silent Hill, qué triste)
El único jueguito en el que no era tan mala fue Portal, me enamoré de ese juego y de su cancioncita Still Alive, en la cual logro 98% en Rock Band, pero aun así suckeaba gachito.
En dos niveles recurrí al bello y perfecto You Tube poniendo en el buscador:
Qué oso.
Ahí es cuando me dí cuenta que yo no iba a ser una niña geimer como queria serlo. Pero descubrí que no soy tan patética en el Rock Band y Guitar Hero.
Pero hoy, después de varios meses, volví a tocar una bonita consola de Wii. Y obviamente, pateé unos cuantos traseros (Hola Sofi, Hola Pau).
Digo, es un juego de nenas, sería el colmo que ni para eso sirviera.
P.D. Terminé oliendo peor que un hombre de campo.